DISERTACIÓN SOBRE LA TEORÍA DE LA TRANSHUMANIZACIÓN



Existe hoy en día un movimiento filosófico muy de moda que está causando mucha controversia: la Teoría de la transhumanización.

Aunque hay muchos partidarios de esta corriente que a priori puede parecer muy beneficiosa para el ser humano, yo no estoy totalmente de acuerdo con sus argumentos.

 

Mi tesis no es un rotundo no a todo lo propuesto por estos filósofos, es más una gran duda sobre todo aquello que quieren conseguir. No es un rechazo total a sus planteamientos, es más una falta de creencia en sus ideales, en lo que piensan que se puede llegar a conseguir a través  de las nuevas tecnologías. Se me plantea, principalmente, una pregunta fundamental: ¿en qué lugar se queda el yo interior del ser humano?

 

El ser humano quiere conseguir mejorar y avanzar. Por supuesto que todos buscamos vivir más años, ser más inteligentes y conseguir el bienestar total.  El individuo siempre buscar la felicidad. Ni que decir tiene que las personas buscamos mejorar y dejar atrás aquello que nos perjudica. Entonces ¿Por qué va a ser malo esos tres aspectos que buscan los transhumanistas? Y por otro lado, ¿por qué no utilizar las nuevas tecnologías (cibernética y biotecnología) para conseguirlo? En un principio podría parecer lógica e incluso positiva esa idea de mejora de la especie humana, llegando a crear una especie superior. Con ello conseguiríamos un ser humano casi perfecto. Se dejarían atrás todas esas trabas o defectos que caracterizan al individuo. Nos convertiríamos en superhombres y conseguiríamos la tan buscada felicidad.

Todos estos argumentos expuestos parecen muy positivos pues favorecen a la persona, pero analizándolos detenidamente vemos que no es así. Son varios los aspectos fundamentales que quiero analizar:

En primer lugar, y quizás debido a un exceso de objetividad, no creo en la cibernética a nivel que plantean estos teóricos. Por supuesto que soy partidaria de la mejora de la especie humana, pero planteada más como ayuda médica que como construcción de superhombres. Pero lo que no puedo compartir, porque lo considero imposible, es la unión ser humano-máquina. Implantes médicos sí, hombres robots no. Quizás tengo la mente muy cerrada, pero estas teorías futuristas son más propias de películas de ciencia ficción que de realidad en la tierra.

En cuanto a la otra nueva tecnología, la biotecnología, mi opinión es muy similar a la anterior. La ingeniería genética y los fármacos pueden ayudar a mejorar la calidad de vida de muchas personas. Necesitamos de estos avances, pero avances médicos. Nuestra sociedad demanda mejoras en la salud, pero no a cualquier precio. Aquí, nuevamente, me opongo a los planteamientos de este movimiento filosófico. Para mí, el mejoramiento humano es un mejoramiento médico, no un intento de crear un nueva especie transhumana.

En segundo lugar está el aspecto moral de nuestra raza. Dejando a un lado la religión de cada individuo, el ser humano es más que un conjunto de datos almacenados en un cerebro. El individuo es un ser con cuerpo, mente y espíritu. El hombre es un ser completo compuesto por algo más que un conjunto de datos como pretende el metaverso y mucho más que una simple estructura o armadura como propone la unión hombre-máquina y construcción de un CIBORG. ¿Dónde quedaría la parte espiritual que nos hace ser seres  humanos, con sentimientos, con alegrías y también con preocupaciones?

¿Qué valor y sentido tendría la vida si conseguimos todo eso que los transhumanistas quieren: inmortalidad, superinteligencia y bienestar total? Si ya tenemos todo y somos perfectos ¿Qué vamos a buscar o qué queremos encontrar en esta vida? ¿Cuál sería el objetivo de nuestra existencia?

La esencia interior, la parte espiritual del hombre no es tenida en cuenta por este movimiento filosófico. Un superhombre nunca puede sustituir al yo interno del ser humano. No somos perfectos, ni debemos serlo. Nuestros errores, nuestros defectos, nuestro ciclo de vida, nuestros sentimientos, nuestras metas son lo que nos caracteriza como sociedad.

Y por último, quedaría por analizar el problema social que supondría la creación de una nueva especie transhumana  a la que sólo tendrían acceso un determinado sector de la sociedad, creando grandes desigualdades. Sin embargo, no merece la pena tratar este apartado porque no creo en la posibilidad de que pueda llegar a crearse estos superhombres.

Por todo ello, y como conclusión no puedo estar de acuerdo en los planteamientos de la teoría de la transhumanización. Mejoras y bienestar sí, pero no a cualquier precio. Por supuesto que me gustaría un mundo donde el ser humano sea feliz y no tenga ningún tipo de enfermedad o lesión. Sería ideal que nadie sufriera y que tuviéramos superpoderes que mejorasen nuestra vida, pero no todo vale. El precio a pagar sería muy alto y no me refiero sólo al dinero, ¿dónde quedaría el yo interior?  Los avances científicos y tecnológicos están para ayudar y apoyar al ser humano, no para sustituirle. Primero porque moralmente no lo considero correcto: el individuo es lo primero, la máquina es su herramienta de apoyo. Segundo, no veo posible todas las ideas que proponen estos filósofos: no son reales ni el metaverso ni el CIBORG y por supuesto, la inteligencia artificial nunca podrá superar a la inteligencia humana.

Como he dicho anteriormente, soy una persona que no creen en ideas ficticias ni en superavances tecnológicos. Todo lo que se consiga es por el esfuerzo e inteligencia del hombre. Una máquina nunca podrá llegar a controlar a su creador. No creo que sea posible y tampoco lo quiero.

 

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